Cuando llegue la paritaria, recordemos los dichos de Acuña

*Por Martín Meis y Pablo Alberto Ramos (docentes de AyL)
Un nuevo año, un nuevo cierre y, por supuesto, algo que no puede faltar: el desprecio y la violencia institucional que nos regala el Ministerio de Educación. Pero, a nuestro entender, este año la ministra Acuña superó sus propias expectativas de soberbia y desdén contra la docencia. Aunque resulte agotador, es necesario recordar las distintas situaciones que lo demuestran. Es necesario, porque, si no, no podremos medir la magnitud de esta acusación, es decir, no podremos hacer un balance del odio de la ministra Acuña contra nuestra profesión.
Necesitamos recordar la mísera paritaria que nos impusieron y que incumplieron. Necesitamos recordar el aguinaldo en cuotas, y también las computadoras y el internet que nunca nos ofrecieron y que tuvimos que poner de nuestro sueldo para mantener las clases virtuales. No nos olvidemos del abandono del gobierno sobre las familias que no pudieron tener acceso a internet. No nos olvidemos del pico de contagios y la necedad de Acuña y Larreta queriendo imponer las clases presenciales.
Pero por favor, no nos olvidemos de los aberrantes, de los imperdonables e injustificables dichos de la ministra Soledad Acuña. No olvidemos que la señora Acuña nos llamó fracasados… ¿Fracasados nosotros y nosotras, que sostuvimos a cualquier costo las clases y el vínculo con los chicos y las chicas? Cada uno y cada una sabe muy bien los esfuerzos que hicimos para mantener la calidad educativa cubriendo los baches que fue dejando el Estado a lo largo de los años. Y también sabemos muy bien cuáles fueron los esfuerzos que hicieron Larreta y Acuña, y cuáles los que no hicieron.
Sin embargo, frente a tanto maltrato, la docencia reaccionó: en el peor momento de la pandemia, las asambleas y reuniones virtuales invadieron las computadoras de los y las docentes y así demostramos el poder que puede tener la organización desde abajo, bien de abajo, por escuelas, por distritos, sin lineamientos ni dirigentes. Fue así que logramos frenar al avasallamiento del gobierno. Pero siguieron y de la peor manera: despreciando nuestro trabajo. Por eso es bueno recordar los dichos y las intenciones de la ministra, así como también tenemos que recordar que no nos podemos sentar a esperar una solución desde arriba.
Cuando llegue la paritaria del año que viene, tengamos bien frescos los dichos de Acuña y, con eso en la cabeza, decidamos si vamos a aceptar la miseria que nos van a ofrecer o si le vamos a dar pelea a fondo. Cuando UTE y Ademys insistan por enésima vez con convocatorias insuficientes que hace años no sirven para ganarle la pulseada salarial al gobierno, también tengamos frescos los dichos de Acuña. Cuando el gobierno nos quiera hacer acatar una paritaria basura y los gremios nos quieran hacer acatar convocatorias que nunca sirvieron para ganarle al gobierno, decidamos pensando en la frase de Acuña si vamos a “acatar” lo que nos viene de arriba o si nos vamos a rebelar desde abajo. ¡Transformemos el fracaso de Acuña y Larreta en una victoria de la docencia y la educación pública!