El canto de las sirenas

*Por Gustavo Pedulla y Pablo Alberto Ramos (docentes de AyL)
Ya en la mitología griega, el canto de las sirenas era un sonido irresistiblemente tentador que guiaba ineludiblemente a todos los barcos hacia ellas, que no eran como los dibujos de Disney sino unos monstruos con forma de pájaro que eran sinónimo de muerte. Hace dos semanas, en la provincia de Buenos Aires también se escuchó el canto de las sirenas, pero esta vez fueron las sirenas policiales: varios cientos de efectivos de la bonaerense, supuestos garantes de la cuarentena y el distanciamiento social, se amontonaron en diferentes puntos del conurbano en reclamo de mejoras salariales. El sonido de las sirenas policiales parece haber sido indudablemente tentador para quienes llevan el timón de este país, porque, a pocas horas de comenzado el reclamo, el gobierno nacional y provincial se alegraron de anunciar un (improvisado) fuerte aumento en la financiación estatal de la represión. ¿A qué buen puerto puede llegar el país si la plata que hace décadas siempre falta para salud y educación, para salarios y jubilaciones, aparece en dos días para financiar a las fuerzas represivas del Estado?
Luego de la política de Scioli de aumentar enormemente el presupuesto de la bonaerense para duplicar el número de efectivos y de la profundización que hizo Vidal de este modelo represivo, el gobierno de Kicillof, con impulso de Alberto Fernández, viene a seguir profundizando esa política. Y no se trata solamente de una cuestión presupuestaria: el enorme peso del militar fascistoide Sergio Berni en el gobierno confirma esta tendencia de continuación de la política inaugurada por Scioli y profundizada por la “doctrina Chocobar”. El alevoso respaldo de Berni y Kiciloff al accionar de la bonaerense en la (todavía no esclarecida) desaparición seguida de muerte de Facundo Castro confirma esto, así como también las declaraciones reaccionarias de Berni de la semana pasada, en las que afirmó que los organismos de Derechos Humanos son “puro bla bla” a los que “no les gusta trabajar” y “cobran los sueldos más altos del Estado”. Si esto no viene a profundizar la llamada “doctrina Chocobar” y la idea reaccionaria de denunciar “el curro de los derechos humanos”, ¿qué es?
Mientras todos los salarios pierden mes a mes poder adquisitivo y mientas las jubilaciones mínimas pierden 2% o 3% más de lo que habrían perdido con la fórmula nefasta de Macri, el gobierno está negociando con el FMI con qué ajuste va a pagar la deuda impagable que dejaron el gobierno anterior y muchas décadas de saqueo. El aumento del presupuesto de las fuerzas represivas no va en contra del ajuste: está al servicio de lograr imponerlo.
En la mitología griega, Ulises logra sobrevivir a las sirenas tapando los oídos de sus marineros para que no puedan escuchar su canto y no terminen en una muerte segura. En la Argentina de 2020, los que manejan el timón quieren el barco de lleno a donde lo guían las sirenas policiales. ¿Lo aceptamos o nos empezamos a mover para torcer el rumbo marcado por la protesta policial, el FMI y el gobierno?