El protocolo de interrupción legal del embarazo
*Por Marta Martínez (legisladora de AyL)
El jueves 16 de julio se aprobó en la Legislatura porteña la adhesión al protocolo que fue adoptado a fines de 2019 a nivel nacional. Podríamos decir que este Protocolo tiene una importancia en sí misma pero no tanto por el detalle del procedimiento, algunas de las prácticas ya suceden en la CABA sino sobre todo porque el Protocolo Nacional y la adhesión de Ciudad, son el resultado de la marea verde que sique en movimiento junto a la rebelión feminista.
Como decíamos, desde ya, que se ajusten los parámetros referidos al peligro de la salud y su encuadre en relación a la causal de no punibilidad, a los equipos de salud y la multidisciplinariedad que los compone, las entrevistas y la certificación de las causales son importantes. Así como también son importantes las recomendaciones sobre las opciones entre los procedimientos posibles a seguir, la incorporación del consentimiento de acuerdo con las modificaciones del Código Civil y Comercial que está hoy vigente en relación a las niñas y adolescentes y la objeción de conciencia donde no está incluida la objeción institucional.
Su importancia radica en el establecimiento de un protocolo que es necesario para los procedimientos, por ejemplo, en los casos en los que una niña o una mujer está embarazada como consecuencia de una violación. Causa por la que no está penada la realización de un aborto, por ello la denominación, Interrupción Legal del Embarazo.
Ahora bien, esta adhesión reafirma la necesidad de profundizar discusiones sobre lo que la marea verde ya ha exigido en conjunto con la gran mayoría de la población, la necesidad de decidir sobre nuestro propio cuerpo y no jugarse la vida en ello. Desde ya que, en una violación, que junto a los femicidios son la cara más atroz del patriarcado en la que por medio de una satisfacción sexual el hombre violenta la integridad física y psicológica de una mujer, debe necesariamente existir un protocolo que se aplique con toda celeridad.
Pero es urgente también que la rebelión feminista, con el ejemplo de la marea verde, le sigamos exigiendo al Congreso Patriarcal la legalización del aborto. Porque las mujeres no debemos ser penadas, no solamente cuando nos sometió violentamente un varón a una relación sexual sino también cuando decidimos que no queremos continuar con un embarazo que no ha sido deseado. Es decir, que la decisión de las personas gestantes sobre nuestro cuerpo debe ser la regla, no la excepción. La marea verde ya ha planteado, con aquella vigilia que fue todo un ejemplo de lucha contra la negativa de la institución patriarcal del Congreso, sobre la necesidad de que no sigan muriendo mujeres por la clandestinidad del aborto.
Es por ello que la lucha por la legalización del aborto tiene que estar como prioridad en nuestra lucha contra la opresión de las mujeres y disidencias, porque es una de las formas más opresoras en las que se manifiesta el patriarcado: la obligatoriedad de ser madres.
Es por eso que desde AyL acompañamos la adhesión al protocolo nacional para la Interrupción Legal del Embarazo sin dejar de señalar la imperiosa necesidad de que se apruebe la legalización del aborto para que no haya una mujer más muerta por aborto clandestino.