La lucha docente después del fallo de la Corte

El fallo de la Corte Suprema a favor de la presencialidad no cuidada abre una nueva etapa de la lucha docente. En primer lugar, porque demuestra que el rol de lxs docentes no debe ser apoyar a Alberto Fernández contra Rodríguez Larreta, como pretenden los sindicatos kirchneristas, sino luchar contra los dos gobiernos y sus políticas de presencialidad no cuidada y de virtualidad sin conectividad, ambas montadas sobre el ajuste al salario docente. En este sentido, nada más errado que la consigna principal de la UTE en las últimas semanas: “Plena vigencia del DNU”.
Además, la sentencia de la Corte también viene a demostrar que lxs docentes (así como todxs lxs trabajadorxs) no podemos esperar de la Corte en particular y de la Justicia en general nada a favor de lxs trabajadorxs. La Justicia es una institución elegida por lo más reaccionario de la dirigencia política (el Senado) creada al servicio de sostener y reproducir el sistema capitalista, que nos explota, nos oprime y nos mata. El fallo de la Corte también adelanta el resultado de la cautelar contra los descuentos que presentó Ademys, que, en vez de plantear una lucha sin expectativas en el Poder Judicial, va levantando el paro mientras alimenta expectativas en la casta judicial.
En las últimas semanas, las direcciones de UTE, Ademys y Camyp conformaron, bien desde arriba, un frente único de dirigentes que se despegó de todo vínculo con la enorme mayoría de la docencia y se cortó solo con una estrategia anti-laburante. Podrían haber convocado un debate de toda la docencia con asambleas en todas las escuelas para discutir un paro indefinido hasta derrotar la presencialidad no cuidada de Larreta y Trotta, hasta conseguir equipos y conectividad para que la virtualidad no sea sin conectividad (como fue en 2020), y hasta lograr que no nos descuenten ni un día de paro. Pero no. Prefirieron convocar paros seguidos de 24 ó 48 horas, siempre desde arriba y sin discusión ni decisión en las bases docentes, siempre dejando en los dirigentes la posibilidad de traicionar la lucha y nunca permitiendo que la docencia decida sobre su propia lucha. El bloque sindical UTE-Ademys-Camyp terminó convocando a más de 10 días de paro sin ni siquiera plantear la posibilidad de pelear contra los descuentos. Las consecuencias fueron las previsibles… Con el segundo DNU, que postergaba por tres semanas el cierre de las escuela, empezó a verse la falta de un plan de lucha contra los descuentos. Con el paso de los días y con la amenaza de que en junio los descuentos superen la mitad del sueldo de mayo, la estrategia anti-laburante de UTE, Ademys y Camyp se fue quedando famélica. Con el fallo de la Corte a favor de Larreta, el paro ya raquítico del bloque UTE-Ademys-Camyp terminó de ser liquidado, demostrando así lo errado de una estrategia anti-laburante que convocó a 100.000 docentes a faltar a la presencialidad para trabajar en la virtualidad por menos de la mitad del salario. En los últimos días, Camyp se empezó a borrar del mapa, Ademys dejó de convocar al paro y UTE ya no está logrando ni que sus delegados sostengan el paro.
Acatando las convocatorias de estos sindicatos no podemos ganar ninguna de las importantes peleas que se nos vienen. Siguiendo dirigentes siempre vamos a terminar dando el brazo a torcer: la única alternativa es construir desde abajo, con asambleas virtuales en todas las escuelas, una lucha como la de lxs trabajadorxs autoconvocadxs de la salud en Neuquén, que está en sintonía con la rebelión desde abajo que recorre Colombia y retoma el ascenso de Chile previo a la pandemia. El gran desafío es organizarnos desde abajo para que lxs docentes y la comunidad de cada escuela decida las condiciones y las características de la educación en pandemia. Si nos autoconvocamos desde abajo y nos organizamos con asambleas por escuela, no va a haber ni Corte Suprema ni DNU con más fuerza que nosotrxs.