Re-anudando lazos necesarios

*Por Viviana Villarino (docentes de AyL)
Un elemento de la estructura del sistema-mundo capitalista que aparece en esta crisis generada por la pandemia, es la clara tendencia a la disolución de los lazos comunitarios. Ante una crisis que se ha ido de las manos y frente a la necesidad imperiosa de sostener una estrategia común para enfrentarla, se manifiesta claramente que los lazos comunes están muy debilitados. Actitudes que manifiestan un desprecio por la suerte de lxs demás tienen que hacernos reflexionar sobre el espacio que debe ocupar la escuela en la toma de posición sobre la manifestación del mundo que construye el capitalismo, y plantearnos las preguntas pertinentes con vistas al futuro: qué espacios comunes, qué sociedades, qué dinámicas se van a consolidar y van a surgir como hegemónicas de esta crisis. Estas preguntas, son cruciales para prevenir dinámicas verticalistas y autoritarias.
La escuela tiene que aparecer como un espacio que nos permita encontrarnos para discutir y asumirnos como semejantes para pensar-sentir juntxs caminos que nos ayuden a afrontar –lo más humanamente posible- lo que acontece y acompañarnos en ese tránsito. Intentar abrir posibilidades de construcción colectivas en medio de esta tempestad.
El estado de sospecha de lxs otrxs como posibles agentes de contagio inmanejable complica la posibilidad del entramado vincular emancipatorio. La crisis sanitaria, la cuarentena, el cierre de fronteras posicionan al cuidado como estado de sospecha. Lxs demás son una amenaza. El sistema-mundo capitalista relaciona cualquier acción social, con la conducta individual y la competencia o la sospecha de lxs otrxs. Es ahí donde la escuela debe re-anudar los lazos y el sentido de comunidad. Debe resignificar las conductas solidarias, organizativas, cooperativas, contenedoras, el sentido vincular del cuidado.
Este es un tiempo fundamental para mantener viva, desde la tarea pedagógica, desde los espacios populares, desde los movimientos sociales, desde los movimientos de mujeres, desde todos los espacios que resisten y crean dinámicas comunes, la construcción de procesos emancipatorios para materializar, en medio de la crisis, los espacios y tiempos comunes, no sólo virtuales.
Será un rol fundamental de la escuela el de materializar acciones comunes para realizar la dignidad de la vida para todxs. Ser humanamente cuidadosos, empatizando y acompañándonos en este tiempo particularmente difícil y exigente. Cuidarnos y sostenernos para mantener vivo el deseo del sueño de mundos más justos; porque lo que parece venir después de esta crisis es un mundo que tiende a consolidar espacios sociales más autoritarios y más desiguales.
Pensemos que lo que viene sea lo colectivo, colaborativo como salida emancipadora para una sociedad y que la escuela(pobre escuela que le pegan de todos lados) sea un lugar más entre otras instituciones solidarias que colaboren en la tarea de anudar los lazos sociales.