Si los femicidios no paran, ¿por qué tendría que parar el #NiUnaMenos?
*Por Docentes de AyL
Estamos a días del quinto aniversario de la primera marcha Ni Una Menos (3 de junio de 2015). Es una fecha fundamental para todxs lxs que combatimos la cultura machista y la opresión patriarcal. Y no sólo porque es el día en que más se cuestiona a este sistema femicida, sino también porque ese 3 de junio hubo un antes y un después: la rebelión feminista tomó las calles de una vez y para siempre.
En los últimos cinco años, la rebelión feminista se fue fortaleciendo y tuvo algunos logros que, unos años antes, parecían imposibles: obligó al Congreso a discutir por primera vez la legalización del aborto, le ganó el debate público a la Iglesia, logró que se vote a favor en Diputados y, aunque no conquistó la ley, le mostró a todo el país lo antidemocrático y feudal que es el Senado. Y, como si todo eso fuera poca cosa, le impuso al actual gobierno la obligación de hacer algo que nunca se había planteado hacer en doce años de gobierno: legalizar el aborto.
De hecho, el último 8 de marzo otra enorme movilización volvió a mostrar la enorme fuerza de esta lucha; pero, después del 8M, la rebelión feminista entró en cuarentena. Podría parecer que esta pelea entró en una especie de “tregua”, pero no es así: ni el patriarcado da tregua ni la lucha feminista deja de combatirlo, pero, desde el comienzo de la cuarentena, la rebelión feminista está dispersa y la enorme fuerza de cientos de miles de mujeres y disidencia no se está expresando en las calles.
Es en ese marco que llegamos al 3 de junio. Somos decenas de miles quienes sentimos más fuerza que nunca para salir a las calles a gritar “Ni Una Menos”, porque los femicidios no paran y, muchas veces, con la cuarentena la violencia de género se profundiza. Pero lxs miles y miles que queremos tomar las calles, hacer un ruidazo o buscar nuevas formas de repudiar los femicidios y la violencia machista tenemos un grave problema: lo más probable es que vayamos al 3J menos masivo y potente de todos.
Hay un grupo feminista llamado “Colectivo Ni Una Menos”, muy cercano al gobierno nacional, que se auto-proclama “convocante” de la manifestación de todos los años y, este año, llama a no movilizarse. ¿Por qué sucede esto? Este grupo considera, en este contexto de pandemia, más importante cumplir la cuarentena que potenciar la lucha feminista. Si la marcha fuera organizada por las miles y miles de mujeres y disidencias protagonistas de esta lucha, quizás se decidiría algo similar, pero el hecho sería, en desarrollo, completamente distinto: la lucha feminista estaría en manos de sus protagonistas y no en manos de un pequeño grupo que puede, incluso, llegar a priorizar los intereses de un gobierno por sobre la lucha antipatriarcal.
Para potenciar la rebelión feminista y pelear a fondo contra el patriarcado, la gran tarea que tenemos planteada es lograr que, si somos cientos de miles lxs que protagonizamos la lucha, entonces seamos cientos de miles lxs que decidamos cómo sigue esa lucha. La clave para ganar esa pelea está en organizarnos desde abajo, en cada escuela y en cada lugar de trabajo y estudio, y construir los espacios democráticos que necesitamos para que decisiones como éstas podamos tomarlas desde abajo y nadie las tome por nosotrxs.