*Por Viviana Villarino (docentes de AyL)

Como integrante de La Guander Murga, me pude asomar al mundo del carnaval uruguayo, sin conocerlo en profundidad, pero empecé a escuchar acerca de su impronta machista. En las murgas no había lugar para mujeres. Sólo unas pocas podían subir al tablado y no solo ocupar un lugar de puestitas o maquilladoras.  En agosto pasado nos llega la información de que unas chicas abrieron una cuenta en Instagram “Varones Carnaval”, donde, en 4 días, más de 250 mujeres se animaron a contar y denunciar distintas situaciones de violencia, abuso sexual y violación.

En este tiempo de develamiento, como grupo de murga feminista, resaltamos la importancia de tomar DIMENSIÓN y visibilizar TODAS las conductas violentas y abusivas presentes desde siempre en el ámbito del carnaval, como paso fundamental para poder empezar a desandar el camino y erradicar la violencia machista. Pero lo que nos sacudió hacia adentro fue la no sorpresa que sentimos muchxs ante los hechos de violencia publicados, ya que todas habíamos padecido, no sólo en el ámbito del carnaval, sino en muchos espacios de nuestra vida este tipo de violencias, y esto es un problema muy grave. No sirve minimizarlas como si se trataran de detalles o equivocaciones de las que se aprende. En ese pensamiento, se llega desde los micromachismos (microviolencias casi imperceptibles) a las formas más extremas de violencia.

Esta conmoción nos interpeló y generó encuentros, debates, nos disparó preguntas urgentes. Entendemos que la salida es colectiva, que los procesos de transición implican conmoción, incomodidad y también requieren del detenernos y tomarnos un tiempo para poder interpelarnos. Desde ahí nos es inevitable preguntarnos: ¿Cómo habitaremos los espacios? ¿Qué vínculos queremos nutrir? ¿Qué de esas conductas violentas reproducimos sin advertirlo? ¿Cómo logramos repensarnos genuinamente? ¿Cómo articulamos nuestros discursos con nuestras prácticas, con los modos en que nos vinculamos con lxs otrxs? ¿Cómo reconstruimos el carnaval?

Desde una posición decidida de analizar y repensar nuestras prácticas a traves de la lente feminista, resaltamos la importancia de tomar dimensión de las conductas violentas y abusivas presentes desde siempre en el ámbito del carnaval.  Escuchar el grito, entender y acompañar a las compañeras que se animaron a denunciar no es solo necesario, es URGENTE. Creemos que se necesita incomodar y resonar con fuerza para que se caiga esta careta de violencia y opresión. Si venimos hablando tanto y no se oye, haremos lo necesario para hacernos oír, para que de alguna forma nuestras voces sean escuchadas.

También creemos de gran importancia apropiarnos de estos tiempos para comenzar a caminar hacia una sociedad más humana, lo cual requiere repensarnos, cuestionarnos y deconstruir las lógicas de supremacía de poder con las que nos relacionamos, altamente tóxicas para la convivencia entre las personas. Para demoler la pesada historia que vivimos, patriarcal, machista y capitalista hace falta coraje. Y para ser protagonistas del cambio, también.

Celebramos que se haya roto el silencio y apostamos a que colectivamente podamos transformar el dolor en oportunidad para transformarnos y transicionar hacia una sociedad que se relacione primero desde el respeto hacia lxs otrxs, buscando tejer redes desde el amor. Las mujeres somos sujetas de pleno deseo y utilizaremos nuestra capacidad política para modificar la estructura desigual del patriarcado que tanto daño nos sigue causando a todxs.

#SinFeminismoNoHayCarnaval