Sin licencias: la exposición que sufrimos lxs docentes
*Por Virginia Peyrás (docentes de AyL)
Hace 4 días nos enteramos de que falleció, dando una clase virtual, Paola De Simone, una docente que tenía coronavirus. La noticia no pudo dejar de impactarnos, no solo por lo triste de la noticia, sino también porque nos vemos reflejadxs en ella. Las primeras preguntas que nos vienen a la cabeza son ¿por qué una docente con síntomas de coronavirus, que necesitaba hacer reposo, se encontraba dando clase? ¿Cuántas veces en estos meses seguimos dando clases aunque en condiciones de presencialidad nos hubiésemos tomado una licencia? Trabajamos sintiéndonos mal, trabajamos aunque tengamos que rendir exámenes, aunque se enfermen nuestros familiares. Si tenemos que realizar algo impostergable en vez de pedir un 70T adelantamos el trabajo cuando en la presencialidad no podríamos adelantar las clases.
Esta espantosa noticia desnuda las condiciones en las que estamos trabajando lxs docentes, donde las licencias prácticamente ya no existen y esto impacta fuertemente en nuestras vidas, donde la sobrecarga laboral es mayor, pero también es mayor la sobrecarga de las tareas domésticas que se intensifican por encontrarnos en nuestras casas y al cuidado de nuestrxs hijxs y familiares constantemente. Y esto, claramente, perjudica mayormente a las mujeres que somos quienes nos ocupamos de estas tareas. Trabajar mientras cuidamos a nuestrxs hijxs implica encontrar un espacio dentro de nuestras casas que nos siempre tenemos o adaptarnos, por ejemplo, a dar clase con nustrxs hijxs a upa. ¿Acaso al aula vamos con ellxs? La explotación del trabajo (que incluye el trabajo doméstico) se incrementa, pasamos horas frente a las pantallas, con problemas de cervicales y de visión, buscando cómo poder ocuparnos de todo.
Esta exposición afecta a nuestra salud, física y emocional, sin dejar de lado lo que nos afecta el aislamiento y el estrés de la pandemia. A este avasallamiento de nuestras condiciones de trabajo, se le suman el permanente ajuste a nuestro salario y la presión del gobierno para que volvamos a las aulas, cuando sabemos que el aumento de casos sería de forma exponencial si volvemos a las escuelas. La lucha que tenemos por delante en las próximas semanas incluye estas problemáticas que nos interpelan día a día.
Hay una cuestion que no se menciona. Esta pandemia dejo en evidencia como las desigualdades sociales impacta proporcionalmente en el desarrollo intelectual de les alumnos. Los docentes que trabajamos con estas condiciones de contextos desfavorables de vemos afrontar una presión extra, no reconocida por nadie, en la que debemos subsanar por la ausencia de otras instituciones del estado.