¿Ejercer la docencia en el nivel inicial es también una cuestión de género?
*Por Luciana Vazquez (docentes de AyL)
Esta pregunta podría convertirse en una afirmación si pensamos en la historia del jardín de infantes. El nivel inicial surge como propuesta para los primeros infantes alrededor de los años 70, pensado para las salas de 4 y 5 años en su inicio y no de carácter obligatorio. Pedagogos de gran relevancia para la época pensaron en la educación pre-escolar como un paso previo al nivel primario, basado en proyectos de pedagogía y psicología infantil y una didáctica de enseñanza de carácter puramente lúdico. Niñas y niños podrían socializar y dar sus primeros pasos fuera de su casa, sin olvidar la necesidad asistencial que es de gran relevancia en esta edad.
Surge, entonces, también como una extensión del cuidado del niño. Pasando del hogar a la escuela, al jardín. Y en muchos casos al jardín maternal o guarderías que surgieron como espacios para el cuidado asistencial de niñxs de 3 meses a 2 años siendo obligatorios en lugares donde trabajasen más de 50 mujeres, como hospitales, organismos públicos, bancos. Luego surgieron guarderías y jardines maternales en el ámbito privado, funcionando en similitud a un negocio. Delegando esta tarea en su totalidad a la mujer: maestra jardinera, conceptualmente naturalizada responsable del cuidado maternal de lxs niñxs.
La educación inicial es, entonces, otro espacio de reproducción de ideas instauradas desde la lógica capitalista dentro de un modelo de estado patriarcal. Si pensamos en un hombre, maestro de nivel inicial, seguidamente vendría un adjetivo calificativo como el “valiente maestro” que se anima con lxs niñxs. Hay notas con ese tipo de titular. Muchas veces ocurre que la única presencia masculina para lxs chicxs en el jardín es la del profesor de educación física.
Es interesante también pensar esta pregunta inicial teniendo en cuenta algunos factores determinantes a la hora de elegir una salida laboral (pudiendo con total derecho diferir en gustos), cualquier lineamiento instalado desde la cultura y la sociedad influye sobre la elección.
El salario también es un factor a tener en cuenta en dicha elección, pareciera que la mujer puede dedicarse a su profesión sin necesidad de ganar por ello lo que corresponde, ni ser la que debe y pueda mantener a su familia con el salario de maestra jardinera. Entendemos este tipo de pensamientos como lógicas a desarmar, a deconstruir.
Por último, habría que mencionar el porcentaje de varones que hay en los profesorados de formación para el nivel inicial, que nos da la pauta de futuras estadísticas. Sobre 100 mujeres hay aproximadamente 5 varones interesados en la educación inicial, que no siempre llegan a ejercer.
Otro dato importante a tener en cuenta es que, en las instituciones escolares hay mucho prejuicio ante la llegada de un currículum de un maestro jardinero. Volviéndose así una reproducción cíclica de la misma lógica desigual. Esto es responsabilidad de todxs, de las instituciones y de las familias que muchas veces desconfían y prejuzgan el cuidado de sus niñxs delegado al varón, desconfiando así también de la institución a la que optaron por dejar a sus hijxs. Tema para ampliar y analizar en la docencia ya que claramente esta desconfianza y discriminación está directamente relacionada con los casos de abuso a menores.
Habría que repensar la igualdad de género en la educación infantil. Y maternal (sería redundante aclarar la significación que conlleva esta última palabra tan específica y abarcadora del universo únicamente femenino). Esto afecta directamente a la educación para la igualdad de lxs niñxs, donde podrían contar con modelos de diferentes géneros.
Sería muy interesante y nutrida esta condición de pluralidad en la enseñanza de nivel inicial (que actualmente abarca las salas de 3, 4 y 5 años, con carácter obligatorio) para el desarrollo de nuestros chicxs.
Hola, soy estudiante de 3er año del Profesorado de Educación Inicial y sufro nucha discriminaciones de parte de los jardines y docentes