El aborto legal será una conquista de la marea verde o no será
*Por Virginia Peyrás Villarino (docentes de AyL)
En 2018 Mauricio Macri se vio presionado a hacer que se trate la ley por la interrupción voluntaria del embarazo hasta con el costo político de ser tildado de ‘progre’ por algunos sectores que lo apoyaban. Obviamente esto no fue gracias a él, ni a Cristina, ni a ningún gobierno, fue únicamente porque la movilización feminista impuso el tema, pero las presiones políticas eran distintas a las actuales. Es evidente que luego de un debate ya dado, de movilizaciones inmensas, y de un gobierno que se ve debilitado por la crisis y la necesidad de ajuste, la presión para que el aborto sea ley es otra. Alberto Fernández tuvo que pronunciarse a favor del aborto en su campaña, prometió presentar un proyecto y hasta lo postergó durante todo el año porque según él no era “el momento” para ese debate. Siempre dijimos que era y es urgente. Ahora se volvió impostergable.
La semana pasada Alberto Fernández ninguneó la lucha feminista diciendo: “la diferencia con otros tiempos es que, más allá de la enorme lucha del movimiento feminista, me siento el primer abanderado de este reclamo”. O sea, para Alberto Fernández, el hecho fundamental para la legalización del aborto es que él haya ganado las elecciones y no la marea verde, ni el #NiUnaMenos, ni la rebelión feminista. ¿Tuvo que venir un hombre, un presidente, un “abanderado”, un líder, uno y solo uno, para lograr que el aborto sea ley? ¿Cómo es eso de “más allá de la lucha feminista”? En la pelea por la legalización del aborto, no hay ningún “más allá” de la lucha feminista.
¿Qué es lo que hace más probable la aprobación de la ley: el hecho de “que el Presidente de la Nación mande un proyecto que reclame su tratamiento y aprobación”, como dice Fernández, o la enorme marea verde de 2018 que lo forzó a posicionarse a favor y a hacer campaña prometiendo el aborto legal?
Alberto Fernández, que hasta la aparición de la marea verde no hizo absolutamente nada por el aborto legal, quiere mostrarse ahora como la clave para la legalización. ¿Se lo vamos a dejar pasar? No es con un macho de corbata verde que vamos a ganar la legalización: es insistiendo a fondo con el camino de las marchas y los pañuelazos. Mientras las Iglesias y los antiderechos se tensan para defender a fondo la obligatoriedad de ser madres y los abortos clandestinos, el gobierno insiste en que tenemos que tener calma y tenemos que confiar en las instituciones que ya nos negaron el derecho al aborto.Hay que hacer lo opuesto a lo que quiere vender el gobierno: ninguna confianza en el Congreso y toda la confianza en la movilización. Cuando se vote en Diputados y, especialmente, en Senadores, las cientos de miles de 2018 y cientos de miles más tenemos que rodear el Congreso e imponer que el aborto sea ley. Y no va a ser gracias a quién esté instalado en la Casa Rosada: el aborto legal será una conquista de la marea verde o no será.